EDUCACIÓN EMOCIONAL EN LA ETAPA INFANTIL
Las emociones visten cada aspecto de nuestras vidas y de nuestra cotidianidad.
Saber controlarlas, gestionarlas y utilizarlas a través del fomento de la inteligencia emocional nos permitirá, sin duda, afrontar nuestro día a día de una manera más eficiente y ser más felices.
¡Unas buenas razones para empezar a trabajarla desde pequeños!
¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a desarrollar e identificar sus emociones?
Te dejamos estos consejos para introducir a tus hijos, en el interesante campo de la inteligencia emocional. Principios que los ayudarán a desarrollarse como personas y a integrarse.
1. Inteligencia emocional para controlar su ira
Hasta los 18 meses los niños necesitan básicamente el afecto y el cuidado de sus padres, todo ello les aporta la seguridad suficiente para adaptarse en su medio, para explorar y dominar sus miedos. Pero debemos tener en cuenta que a partir de los 6 meses empezarán a desarrollar la rabia, de ahí la importancia de saber canalizar sus reacciones y corregir cualquier mala acción.
2. Enseñar a reconocer las emociones básicas
A partir de los dos años es recomendable iniciar a los niños en el campo del reconocimiento de las emociones, ya que es cuando ellos empiezan a interactuar con los adultos y otros niños de manera más abierta.
Podemos realizar diversos ejercicios con ellos, como introducirlos en el conocimiento de las emociones básicas: alegría, tristeza, miedo y rabia.
¿Cómo hacerlo? Mediante fotografías de rostros, dibujos, preguntándoles qué les pasa, si están tristes o por qué creen ellos que el otro lo está … Este es una manera perfecta para que aprendan a reconocer sus emociones poco a poco y también las de los demás, y sobre todo, empezar a desarrollar la habilidad de la empatía.
3. Nombrar las emociones
A partir de los 3 años sería perfecto que los niños supieran ya dar nombre a las emociones de manera habitual: «estoy enfadado porque no me has llevado al parque», «estoy contento porque mañana nos vamos de excursión», «tengo miedo de que cierres la luz porque me dejas solo. »
4. Enseñar a afrontar las emociones con ejemplos
Es habitual que los niños a veces se vean superados por las emociones, como las rabietas que los hacen llamar o golpear cosas. Es necesario que nosotros no reforzamos estas situaciones, una vez haya terminado podemos enseñarles, por ejemplo, que antes de llamar o pegar es mejor expresar en voz alta que los molesta. Que aprendan a expresar sus sentimientos desde pequeños.
5. Desarrollar empatía
Para desarrollar una dimensión tan importante como ésta es necesario razonar con ellos continuamente mediante diferentes preguntas: ¿Cómo crees que se siente el abuelo después de lo que le has dicho? ¿Por qué crees que está llorando tu hermana? ¿Crees que papá está hoy contento?
6. Desarrollar su comunicación
Hablar con los niños, hacerles preguntas, razonar, jugar, poner ejemplos … es algo imprescindible en su educación. Debemos favorecer continuamente el que puedan expresarse, poner en voz alta su opinión y sus sentimientos, que aprendan a dialogar.
7. Enseñar la escucha activa
Imprescindible. Desde muy pequeños deben saber guardar silencio mientras los demás hablan, pero no sólo eso, debe ser una escucha activa. De ahí que sea recomendable hablarles despacio, cara a cara y terminando las frases con un ¿has entendido?, ¿Estás de acuerdo con lo que he dicho?.
8. Iniciar en las emociones secundarias
A partir de los 6-7 años surgirán en sus vidas emociones secundarias que cobrarán más peso como el amor, la vergüenza, la ansiedad … Siempre es adecuado que una buena comunicación con ellos nos permita hablar de estos temas abiertamente para que se sientan seguros, ya que habrá situaciones que le causen mucha ansiedad.
9. Fomentar un diálogo democrático
A medida que los niños se van haciendo mayores aparecerán más demandas por su parte, de ahí que desde pequeños les enseñamos la importancia de pactar, de dialogar, de acordar de manera democrática. La familia y la escuela es un ejemplo de la sociedad y es el mejor campo de aprendizaje.
10. Permitir la expresión de emociones
Para fomentar la inteligencia emocional es esencial que podamos facilitar a nuestros hijos la confianza apropiada para que pongan en voz alta lo que les preocupa, que los felices, pero también infelices. El hogar y la escuela serán estos primeros escenarios donde se desarrollará su vida. Si los ofrecemos comodidad para que puedan expresarse y comunicar, también lo harán a medida que crezcan y en el resto de los contextos.
Saber comunicarse y reconocer emociones propias y ajenas son, sin duda, imprescindibles para que vayan madurando poco a poco y consigan una solvencia adecuada para integrarse en la sociedad y ser felices en ella.
Nosotros hemos de darles esta oportunidad a través de la educación en inteligencia emocional.
Valeria Sabater (psicóloga)